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Javier Romano

La Reencarnación del Juego de Ajedrez

Es notable que la civilización que dio al mundo el concepto mismo de ‘reencarnación’ también haya contribuido con un juego de mesa que iba a extender su influencia hacia los cuatro puntos cardinales.

Quizás también sea irónico porque este juego comenzó, paradójicamente, como un juego para cuatro participantes (el Juego de las Cuatro Estaciones), y evolucionó a través de los siglos, transformándose en un juego para dos jugadores, –descartando también el uso original de dados– hasta llegar al que hoy conocemos, después de haber sido asimilado por los persas, los árabes, los griegos y finalmente abriéndose camino en Europa a través de la España morisca.

Tenemos el privilegio de ser testigos de un ‘renacimiento’, una forma de evolución natural de ese antiguo juego. Sobrevivió durante mucho tiempo sin alterar su forma, pero como todo lo demás, una vez alcanzado el pico de su desarrollo, tendría que empezar a declinar, o transformarse en algo más complejo y completo.

Los signos de su predecible desaparición – ¿o debiéramos decir ‘transmutación’? – no son todavía masivamente obvios, como no es aún obvio para muchos que el automóvil propulsado por combustible fósil debe ser reemplazado, lo antes posible, por un medio de transporte más sustentable. La vieja locomotora a carbón fue útil hasta que se hizo evidente que un tipo de motor más eficiente podía reemplazarla.

Al igual que con todo lo demás, incluyendo el juego de ajedrez.



Con el advenimiento de la era informática y el desarrollo de la tecnología fue posible programar una computadora con las reglas del ajedrez para eventualmente también ser derrotado por ella. Aquí, el elemento humano fue de algún modo degradado. Esto no es necesariamente una falla humana, sólo indica que el vehículo se ha vuelto obsoleto y que el potencial humano requiere un desafío más a su altura para poder desarrollarse armoniosamente, y no sólo en una dirección puramente racional o, para ponerlo en términos actuales, que utiliza casi exclusivamente el hemisferio izquierdo del cerebro.

Esta fue una clara señal de la necesidad de mejorar las reglas y la estructura del juego de manera que reflejasen con más fidelidad las características de nuestra sociedad contemporánea, que incluye los recientes cambios políticos y económicos, así como –especialmente– el despertar de una nueva conciencia global.

La mayoría de las personas asocian al ajedrez con una actividad puramente intelectual, cuasi científica, demasiado seria y monopolizada por genios matemáticos. Esta es una razón muy válida para que eviten la participación desde el vamos, y no se sientan atraídos a aprender a jugar.

El ajedrez Quaternity reintroduce la dimensión humana en el juego (parafraseando a su creador), renueva la alegría de experimentar y compartir el placer lúdico con la familia y los amigos, al mismo tiempo que las reglas básicas del milenario invento y su antigua sabiduría se mantienen operativas.

A diferencia del ajedrez tradicional, las probabilidades de predicción de los movimientos del oponente son mínimas, casi inexistentes. Esto puede desconcertar a muchas mentes inflexibles, como pude comprobar aquí en Inglaterra, mientras intentaba explicar las reglas de Quaternity a un Gran Maestro de Ajedrez, ya retirado, cuya única y desesperanzadora respuesta fue: “¡Pero es muy caótico!”

‘Be that as it may’ (sea como sea) –una frase desconcertante, muy usada en estas latitudes– la Vida continúa su ciclo evolutivo y, como bien decía Khalil Gibrán, ‘no se detiene en el ayer’.

Este ‘juego’ es un ejercicio óptimo para deshacerse de prejuicios y patrones fijos de pensamiento, entre otras cosas. En términos del juego real, encontrarás que una vez que has movido una pieza y antes de que vuelva a ser tu turno, habrá otros tres movimientos, ¡no sólo uno!, que alterarán completamente tus planes iniciales, así que tendrás que estar preparad@ para reconsiderar tus tácticas o incluso cambiar completamente la estrategia y adaptarte a las nuevas circunstancias imperantes. ¿Suena familiar?

Estos y muchos otros factores hacen de Quaternity un instrumento ideal no sólo para entretener sino también para el ejercicio del pensamiento estratégico, lateral -fuera de la caja- e intuitivo por igual.

Un juego que ya ha empezado a ‘conquistar’ el mundo e inspirado a muchas gentes, de todas las edades, desde Brasil a la Unión Soviética y desde Australia al Canadá.

¿Sustituirá algún día Quaternity al ajedrez tradicional?

Esperen, jueguen y vean por ustedes mismos.




J. Romano Nov. 2018



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