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Javier Romano

Evolución Cuántica


«¡Oh día, levántate! muestra tu luz, los átomos danzan;

gracias a Él el universo está danzando, sobrecogido por el éxtasis».


Rumi. Mathnavi



Quaternity es un instrumento de transmisión silenciosa que puede transferir energía y un tipo especial de información (o incluso conocimiento), siempre que los jugadores persistan en esta práctica y estén debidamente sintonizados con el juego. El requisito mínimo es la participación frecuente, que parece activar la función clave de este mecanismo. La concentración en el juego con la actitud adecuada ayuda a establecer una resonancia única entre la fuente emisora y los receptores. Mientras la mente (hasta cierto punto el ego) está ocupada y absorta en el juego, «las facultades más sutiles del ser humano pueden operar e informar a la Consciencia». [1]

  

Los sentidos internos u órganos de percepción (incluso en una forma incipiente de desarrollo) son los canales a través de los cuales se puede transmitir ese tipo sutil de información. Lo que se recibe no necesariamente pasa a formar parte del conocimiento consciente del jugador, aunque ocasionalmente puede hacerlo en algunos individuos, filtrándose en la mente racional y produciendo alguna forma de comprensión tanto de los principios subyacentes del juego como de algunas leyes generales de la Realidad Universal —también conocidas como «Sabiduría Divina»— directamente vinculadas con la energía, la frecuencia y la vibración. (Tesla).

   El término «jaque mate» suele asociarse a la muerte, como si algo negativo hubiera sucedido, (Shah mat, en persa, significa que el Rey está muerto, o mejor aún —según otra traducción—, está «inmovilizado o congelado»). Esto no es más que la manifestación de una realidad más profunda. Hay un nuevo nacimiento cada vez que se produce un jaque mate en Quaternity; un nacimiento de una forma de energía. El movimiento del juego es en el sentido de las agujas del reloj. Generalmente comienza a una velocidad  lenta (a mí me gusta llamarlo la «ceremonia de la danza del Minueto»), pero gradualmente alcanza un ritmo más rápido y hay una sensación de impulso a medida que se acerca el final, el desenlace. Hay un momento de gran tensión que parece producir nuevas e inimaginables formas sutiles y combinaciones de diseño en el tablero. Este proceso puede compararse de algún modo a un «colisionador» de energía muy sofisticado, pero en lugar de fragmentar la materia reduciéndola a su mínima expresión, se genera nueva energía que contribuye a la expansión del Universo. He aquí una definición aceptada de «colisionador»:


«Los colisionadores se utilizan como herramienta de investigación en física de partículas al acelerar partículas hasta alcanzar una energía cinética muy elevada y dejar que impacten con otras partículas. El análisis de los subproductos de estas colisiones proporciona a los científicos fehacientes pruebas de la estructura del mundo subatómico y de las leyes de la naturaleza que lo rigen.»


Pero este juego también puede ser muchas otras cosas, todas interrelacionadas, y un aspecto especialmente interesante es que puede compararse con una «batidora» o una «olla», donde todos los ingredientes (los distintos jugadores) se combinan en un solo recipiente y, a medida que avanza el juego, el «Master Chef», una fuerza superior que opera e interviene en el proceso, —que no debe confundirse con el «azar»— remueve la mezcla con un movimiento giratorio mientras la temperatura aumenta gradualmente. Es una forma sofisticada de preparar una comida, por así decirlo, solo que «nosotros» somos los ingredientes. Y así podemos «convertirnos en una comida digna... propia de un Rey», como diría un buen amigo.

   Los ganadores pueden variar y alternarse de forma inesperada; el juego es, por definición, impredecible. Los jugadores habituales y experimentados tienen sin duda más probabilidades de ganar uno o más jaques mate, pero esto no está garantizado y a menudo un jugador inexperto puede marcar una gran diferencia con solo participar. Lo que podría considerarse una mala jugada en el ajedrez tradicional (contra toda lógica) da en Quaternity un sabor totalmente nuevo al juego y genera resultados impensables. No existe un pensamiento lineal que pueda comprender este juego en sus infinitos matices, como ocurre con el ajedrez. Y ésta es la belleza de Quaternity.


Ven y participa de la diversión REAL: el acelerador de partículas te mostrará, no sólo lo que es viajar en el tiempo —un mero pasatiempo infantil—, sino lo que significa disolverse en una matriz mayor y luego en otra y luego en otra y en otra hasta el infinito y de vuelta a tu asiento. Pero antes... abróchate el cinturón, asegúrate de dejar tus asuntos en orden aquí abajo y respira hondo. No tienes que preocuparte del movimiento; el transportador hará todo eso por ti; sólo juega, aprende y disfruta, del resto se encargará el Colisionador de Hadrones, que parece haber sido diseñado para esta inconcebible tarea, entre otras. Puede llevar a innumerables pasajeros al mismo tiempo (ya que el «tiempo» no existe): ancianos, jóvenes y de mediana edad, creyentes e incrédulos. Sentirás la velocidad supersónica como una ligera brisa en la cara y una miríada de estrellas fugaces te saludará con una acogedora sonrisa cósmica.


 



[1] A. Shah. Introducción a «Reglas de Quaternity»

 


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